viernes, 10 de abril de 2009

P.G.S e I.A.R BAJAN AL INFIERNO DE JAKARTA


Con este careto de gilipollas pase una hora en uno de los mercados más grandes del mundo de tráfico de fauna silvestre.
A las siete de la mañana tomábamos Gorka (International Animal Rescue) y yo, un tren para Yakarta, la misión, bajar al infierno. Después de días bucólicos contemplando a los animales en la naturaleza, la cruel realidad, si ayer nos embargaba la emoción hoy lloramos de rabia y pena, así es en realidad nuestras vidas, la mayoría de cosas que vemos estan intoxicadas, embarradas, podridas por la codicia humana. Las selvas se queman para cultivar palma con el perverso nombre del BIODIESEL, que asco, millones de animales son extirpados de la naturaleza para ser comerciados por las bestias, muchas de las oraganizaciones proanimales existen a beneficio de los organizadores, falsos profetas toman el protagonismo engañando a la sociedad como curas pederastas. ESTOY MUY, MUY ENCABRONADO.

A las 10 de la mañana nos adentrábamos en el mercado del horror. Cámara en mano, con dos cojones y el careto de que estábamos disfrutando, nos paseamos por cuatro plantas donde millares y millares de seres preciosos esperaban la muerte, porque eso les aguarda una muerte lenta, dolorosa e indigna. Simulando ser compradores, como si estuviesemos disfrutando, haciendonos pasar por parejita, actuando con el corazón roto, soportamos la presión de ver toda la miseria que nos embutía.

Pocas cosas he hecho en mi vida tan duras y arriesgadas como la de ayer. Al principio los pillamos desprevenidos, deseosos de hacer negocio con los "bules", los blanquitos, los que compramos, amigos, sí, los que compramos, nosotros, el primer mundo, los codiciosos, por eso nos permitieron filmar, ciegos por el dinero que creían les íbamos a dejar. Deambulamos por cuatro plantas repletas de la más bella biovidersidad encarcelada. No me corté un pelo, estaba concentrado en mi trabajo, consciente de que había que hacerlo, de que debía de mostrar la patética realidad. El pobre Gorka no, estaba descomponiendose por momentos, yo actuando, sacando lo mejor de mi repertorio, las risas, las discusiones entre nosotros, preguntando los precios, pero... a los diez minutos de ver que no comprábamos, que seguíamos grabando y fotografiando comenzó la tensión, aún así continuamos, una planta y otra repletas de aves, lagartos, tortugas, monos, ardillas, ginetas, aprisionadas, hacinadas en diminutas mazmorras mostrandonos en sus tristes ojitos su inexorable destino. Comenzaron a seguirnos, a ser hostiles, a decirnos que debíamos de pagar por grabar, a tapar el lente, pero... somos Hispanos, y perdón por el autoelogio, a mala leche pocos nos ganan, además les sacámos medio metro y teníamos a nuestro lado el coraje que nos daba la indignación, continuamos. Grabé media hora de imágenes y tomamos unas pocas fotos porque Gorka se estaba comiendo lo peor, yo no miraba, seguía cámara en mano, pero él me los quitaba de encima como podía. A los cuarenta minutos de pantomima, llegó un momento en el que la situación se hizo insostenible y nuestra integridad corría riesgos ya inecesarios, teníamos lo que fuimos a buscar. Salir fue mucho más dificil que entrar, hasta que no nos vimos alejándonos en el taxi no descansamos. Sentados, quedamos en silencio, en estado de shock, más blancos y perturbados que nunca, además de todo, hubo que estar poniendo la mejor de las caras, interpretando el más lamentable papel de nuestras vidas, el comprador de fauna. Las imágenes que tomé hablarán por nosotros, ya las verán, si tienen estómago.

Una vez más lo repito, NO COMPREN FAUNA SILVESTRE, por cada bichito que adquieran cientos han perdido su vida, están jugando a continuar la rueda del negocio de las bestias y seamos honestos, somos nosotros los que alimentamos esta pesadilla, somos nosotros los que consumimos el biodiesel, las pieles, las vidas.
En la noche, regresamos a la estación con el corazón hecho pedazos, pensando que nada podemos hacer, impotentes, vencidos, tratando en la ducha de quitarnos esa peste a muerte que se nos impregnó en el inolvidable infierno de Jakarta.

miércoles, 8 de abril de 2009

ORANGUTAN (EL HOMBRE DE LA SELVA) LAKI-LAKI BEHURUNTUNG


El lunes a las 5 de la madrugada salí rumbo a Sumatra, al Parque Nacional Lauser, cuatro horas de coche hasta Yakarta, donde debía de tomar un avión a Medan. Llegué al aeropuerto y lo primero fue cambiar mi dinero, 1000 euros son 15 millones de rupias, así que por ahí andaba con los fajos de billetes escondidos. La gente es encantadora y la seguridad es mucho mayor que en México, no se me hubiese ocurrido hacer esa operación a la vista de tanta gente, pero acá esta muy tranquilo, se dice que si has sobrevivido al DF puedes estar tranquilo en cualquier parte, y es cierto. Compré mi boleto a Medan y tuve que pedir un teléfono prestado para hablarle a Karmele y que se comunicara con Tomin, el guía que me llevará hasta los Orangutanes. Dos horas y media de vuelo y ya estaba en Sumatra. De ahí cuatro horas de coche hasta el Parque Nacional Lauser. No me entretengo en ello pero llegar fue una azaña.
La selva aquí es inigualable, frondosa, alta, diversa, espectacular. A las seis de la mañana ya estaba preparado para el ascenso, todo cuesta arriba, de veras que si no estas en minima forma no hay manera, se sufre y de eso no se trata. Despues de dos horas de encuentros con Macacos y los preciosos (Presbitys frontata)

los punkies de la selva, ni rastro de los Orangutanes. Hay tantos monos en estas tierras que dejan pocos recursos para los otros animales, las aves han de ser cautelosas para ubicar sus nidos y mantenerlos fuera de la perspicacia de los primates, así que a diferencia de México no son tan abundantes. Los macacos acechan, como en el Libro de la Selva del maestro Rudyard Kipling, son insistentes y en ocasiones hay que enfrentarse a ellos demostrándoles que no estás dispuesto a ser robado, porque les encanta mangar cosas. Si pican sobre la foto se me ve en una de esas bronquitas.

Después de dos horas de caminata,tranquilo y convencido de encontrarlos, al fin apareció el primer orangutan, una hembra joven de unos 10 años. El momento fue intenso, inolvidable, pero no había tiempo para el regocijo sino para el trabajo, filmar en la selva es muy complicado, buscar una ubicación entre la espesura y las pendientes es complejo, pero para algo llevo años en esto, así que me la chingé de lo lindo. No era suficiente, llegé demasiado lejos para obtener sólo unos minutos había que ir a por más y así lo hicimos Tomin y yo. Una hora después otro juvenil de aproximadamente la misma edad, macho precioso y curiso además. He de decir que este parque es famoso por la reintroducción de estos grandes simios y algunos de ellos, en especial los jóvenes, son curiosos e incluso reconocen a los guías, como a Tomin que llevaba un buen surtido de bananas irresistibles para ellos, así que Tomas, que así se llamaba este hermoso, descendio ante mi cara estupefacta y se fue a por la banana que le ofrocía Tomin, estuvo a mi lado unos segundos hasta que se trepó al dosel con su premio. Y así otro y otro hasta seis orangutanes, ya vimos a las hembras adultas y, por fin, a un gran macho, enorme, desproporcionado arborícola con al menos 200 kilos de peso y una edad aproximada de 30 años, en la flor de la vida ya que estos grandes simios pueden llegar a vivir 50 años, lo que los humanos antes de la revolución farmaceútica. Él no fue del todo amigable, andaba por las ramas, no quiero decir despistado, sino arriba muy arriba por el dosel alimentándose de Ficus, entonces cometí un error, traté de seguirle entre la espesura con la cámara y el trípode, obviamente armando un ruido tremendo que unido a la piña que me metí, no fue la única del día, le hizo alejarse y mi gozo se quedó en el pozo de mi incompetencia, me puse nervioso, no actué con cordura. Pero, claro Laki-Laki
Behuruntun,el hombre de la suerte, como cariñosamente me apodaron los Sumatranos, no podía fallar y más tarde se me presentó como salido de la nada, gigante imponente y entonces comenzó un despliegue de gestos faciales que nos dejaron alucinando, comenzó a bostezar, tenía sueño ya eran las cuatro o de la tarde. Tomin, que estaba un poco hartito de ver que no era yo uno más de esos turistas que van a pasear me apuraba para regresar, entonces sucedió lo increible, me quedé solo frente a él y comenzó a descender hasta colocarse a dos metros de mi cabeza, no pude evitarlo y una vez más brotaron las lágrimas de la emoción, con sus humanos ojos me observaba y hoy no puedo explicar con detalle todo lo que sucedió, será otra ocasión, demasiado fuerte. Cumplí la misión que me trajo aquí, las imágenes que filmé son irrepetibles, fuí bendecido una vez más por la vida y terminé llorando ante la atónita cara de Tomin y del gran macho que vieron en mí lo que soy un ser sensible y emocionado permanentemente.

He de terminar con un recuerdo especial para mi amigo Nacho Solano Cabello, mi hermanito estuviste allí todo el tiempo y lo verás cuando te enseñe las imágenes con una dedicatoria especial en el audio para tí, que te quiero muchísimo tío.
Regresé después de tres días y hoy ya en la estación de Ciapu, reitero mi agradecimiento al PROYECTO GRAN SIMIO y a INTERATIONAL ANIMAL RESCUE que me permiten estar viviendo, eso, viviendo. MAKASI (GRACIAS)LDPL

domingo, 5 de abril de 2009

Subidón GURUN SALAK (PGS)


Es imposible llevar el blog al día, por el acceso limitado a internet, que ya es suficiente y porque suceden muchas más cosas de las que puedo contar. Pero ahí vamos.
El domingo a las cinco y media de la mañana esperaba al sol para comenzar el ascenso a Gurun Salak, un cerro espectacular y destructivo, ha sido como subir miles de escaleras. Cuatro horas de subidón de lo más rompepiernas, pero aquí estoy como chiquillo, como cuando estaba estudiando los monos araña en Lacandona, bueno exagero. El descenso tampoco fue sencillo pero es que debia de bajar a huevo. La selva es semejante a la de Chiapas, la convergencia evolutiva es asombrosa y muchas de las especies vegetales, aunque con otros nombres científicos, son las mismas que allá, cambian los nombres pero la estructura y las funciones son las mismas, incluso el canto de muchas de las aves es similar, como los cucos o los tyránidos.
Ascendímos varias personas hasta que me quedé solo con Beto, curioso nombre que adopté para que fuese más sencillo entendernos, los dos Betos disfrutamos de la calma y de la selva.